Novena a Santa Rita Para Casos difíciles o Desesperados

Oh, poderosa Santa Rita, abogada en todo asunto urgente, escucha con benevolencia las súplicas de un corazón angustiado, y digna de obtener para mí la gracia que tanto necesito.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Oh, poderosa Santa Rita, una abogada en casos desesperados, confiada en el poder del tu intercesión, me dirijo a ti. Dignos de bendecir mi firme esperanza de obtener por tu intercesión la gracia que tanto necesito.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Oh poderosa Santa Rita, te ayudo en el último momento, me dirijo a ti llena de fe y amor, porque eres mi último refugio en esa ocasión. Intercede por mí, y te bendeciré por toda la eternidad.

Padre Nuestro, Ave María, Gloria

Oh, poderosa y gloriosa Santa Rita, aquí a tus pies hay un alma indefensa que, necesitada de ayuda, recurre a ti con la dulce esperanza de ser atendida.

A causa de mi indignidad y de mis infidelidades pasadas, no me atrevo a esperar a que mis oraciones conmuevan el corazón de Dios, y por eso siento la necesidad de un mediador todopoderoso, y fue a ti, Santa Rita, a quien me dirigí con el título incomparable de Santa de los casos imposibles y desesperados.

Oh querido santo, intercede ante Dios para que me conceda la gracia que tanto necesito y deseo ardientemente… (Haz la petición).

No permitas que me aleje de tus pies sin ser escuchado. Si hay un obstáculo en mí que me impide obtener la gracia que imploro, ayúdame a quitarla; envuelve mi oración en tus preciosos méritos y preséntala a tu esposo celestial en unión con los tuyos.

Así enriquecida por ti, esposa fiel entre los más fieles, por ti que has sentido los dolores de su pasión, ¿cómo puede Dios repelerla o no hacer caso de ella? Oh querida Santa Rita, que la confianza y la esperanza que he puesto en ti nunca disminuyan; que mi súplica no sea en vano; obtén de Dios lo que te pido; entonces daré a conocer a toda la bondad de tu corazón y la omnipotencia de tu intercesión.

Y vosotros, corazón adorable de Jesús, que siempre habéis sido tan sensibles a las miserias más pequeñas de la humanidad, dejaos conmover por mis necesidades y, sin mirar mi debilidad e indignidad, concededme la gracia que tanto deseo y que vuestra fiel esposa, Santa Rita, nos pide a ti y a mí.

Oh, sí, por la fidelidad con la que Santa Rita ha correspondido siempre a la gracia divina, por todos aquellos dones con los que quisiste acumular su alma, por todo lo que sufrió en su vida como esposa, como madre y como participante de tu dolorosa pasión, concédeme esta gracia que me es tan necesaria.

Y tú, oh Virgen María, como nuestra buena Madre celestial, depositaria de los tesoros divinos y dispensadora de todas las gracias, sostiene con tu poderosa intercesión la de tu gran devota Santa Rita, para obtenerme de Dios la gracia que deseo.

Que así sea. Amén

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